Hoy día 12 de mayo se celebra la festividad de Santo Domingo de la Calzada (1019-1109) patrón de los ingenieros civiles por su labor de construcción y mantenimiento de puentes y calzadas a lo largo Camino de Santiago. Para conmemorar esta efeméride vamos a recordar una de sus obras más conocidas, el puente sobre el río Oja.
Puente sobre el río Oja. Fuente de la imagen: Centro Virtual Cervantes |
En 1040 Domingo García se había retirado como eremita a los bosques que ocupaban la actual ciudad de Santo Domingo de la Calzada tras haberle sido denegado el ingreso en los monasterios de Valvanera y de San Millán. Allí observaba las dificultades que tenían los peregrinos para vadear el río Oja. Este río atraviesa una extensa llanura rodeada de montes que forma un circo geológico que da cabida en su subsuelo a un gran lago. El terreno sobre el que transcurre el río está formado por arena y cascajo y su cauce carece de madre segura, por lo que durante la época de lluvias o deshielo provocaba peligrosas inundaciones al subir el nivel del lago.
Santo Domingo construye el puente sobre el río Oja. Fuente de la imagen: Euskomedia |
Domingo que conocía bien la zona decide construir un puente para ayudar a los peregrinos a cruzar el río. Para la construcción del puente no contaba con grandes medios económicos e incluso tuvo la oposición de los pueblos de la zona, pero su tesón y energía le permitió llevar el proyecto a cabo. La tradición habla de un primer puente de madera construido junto a San Gregorio de Ostia y un puente posterior ya de piedra realizado junto a su discípulo San Juan de Ortega. Realmente hay pocos datos históricos contrastados ya que las fuentes conservadas sobre el puente son muy posteriores a la muerte del Santo, pero los historiadores han procurado poner un poco de sentido a este relato. El primer puente, construido c. 1040 probablemente sería de de madera sobre cepas de piedra. Los relatos biográficos de Santo Domingo mencionan la intervención de San Gregorio de Ostia, enviado papal para combatir una plaga de langosta que asolaba los territorios navarros y riojanos. Su presencia es muy dudosa ya que no existió ninguna delegación papal en la península en esa época. A este puente le sustituyó un segundo ya de piedra en su totalidad fechado entre 1044 y 1047. Se desconoce el motivo por el que se edificó este nuevo puente, que estaba cerca del primero. Se barajan dos hipótesis : la primera es que el puente original estuviera inutilizado y no se pudiera reutilizar y la segunda que es la más plausible que hubiera un cambio en el cauce del río Oja que obligase a cambiar la ubicación del puente. Según los relatos tardíos contaría con 24 ó 25 arcos, se supone que de medio punto sobre tajamares triangulares como era usual en ese época. En el tajamar que existía entre el noveno y el décimo arco se edificó una ermita dedicada a la Virgen. Para esta obra, según los hagiógrafos contó con la ayuda de su discípulo San Juan de Ortega, algo imposible ya que nació en el año 1080. Lo que sí se acepta es que probablemente pudo participar en su reparación una vez que había fallecido Santo Domingo.
Pese a que los daños acaecidos durante las sucesivas crecidas del río Oja y las reparaciones y reformas posteriores han tapado cualquier vestigio de los puentes originales ello no debe ensombrecer el talento constructor de Santo Domingo que vio recompensada su dedicación por Alfonso VI al nombrarle responsable de las obras viarias del Camino de Santiago.
Santo Domingo representado como maestro constructor. Fuente de la imagen: bibliotecagonzalodeberceo.com |
Arrúe Ugarte, Begoña, Moya Valgañón, José Gabriel (coord): La Rioja : catálogo de puentes anteriores a 1800, Madrid: CEHOPU, 1986.
Calvo Espiga, Arturo: Santo Domingo de la Calzada, ingenieroy guía en el camino, [Santo Domingo de la Calzada] : Catedral "El Salvador" de Santo Domingo de la Calzada, D.L. 2010
Martínez Ocio, María Jesús: "Santo Domingo y la construcción del puente de Santo Domingo de la Calzada", IV Semana de Estudios
Medievales : Nájera, 2 al 6 de agosto de 1993 / coord. por José Ignacio de la
Iglesia Duarte, 1994, ISBN 84-87252-34-6, págs. 301-308
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