En 1898 se terminó la línea férrea que unía Matadí y Stanley-Pool en el Congo Belga. Esta vía de 390 kmts que se construyó entre 1890 a 1898, permitía salvar en dos días este trayecto que era inviable por medios fluviales debido a la serie de cataratas y rápidos que impedían la navegación del río Congo. Fue una tarea muy penosa que costó la vida a casi dos mil personas y que obligó a traer parte de los materiales desde la propia Europa y que si no hubiera sido por el apoyo personal del rey Leopoldo II hubiera supuesto la quiebra de la Compañía del Congo para el Comercio y la Industria. El ferrocarril era indispensable para sustituir a los cerca de 40.000 personas necesarias para mantener el tráfico comercial entre la llanura interior y la costa atlántica tal y como había declarado el famoso explorador Henry Morton Stanley al servicio del rey Leopoldo II.
Arrivée de la première locomotive à Léopoldville en 1898. Fuente Wikimedia.
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Una vez finalizados los trabajos, se fijaron las fechas del 2 al 8 de
julio de 1898 para la los actos oficiales de inauguración oficial del
ferrocarril de Matadí a Stanley-Pool. Como era habitual, se cursaron
invitaciones a las principales potencias europeas: Alemania,
Austria-Hungría, Francia, España, Gran Bretaña, Italia, Portugal y
Rusia.
El viaje
El gobierno belga puso a disposición de las autoridades, los delegados invitados y los periodistas el vapor Albertville que partió del puerto de Amberes el día 11 de junio, según podemos leer en el diario de viaje del capitán comandante Émile Monthaye (D'Anvers à Leopoldville). En este barco viajaba la delegación oficial belga comandada por el teniente coronel del Estado Mayor Albert Thys, que era el creador de la compañía de ferrocarril del Congo y el alma máter de la empresa y el General Daelman que representaba al rey Leopoldo II. La comitiva belga incluía numerosas personas vinculadas a intereses en la zona como el ingeniero Edmon Francken de la Compañía del ferrocarril del Congo, Robert Osterrieth, representante de la Compañía de los Productos del Congo o Hyppolite Lippens, administrador de la Compañía del Congo para el comercio y la industria. Una parte de los delegados extranjeros se unieron a la expedición en Amberes como fueron el ruso J. Kologrivoff, presidente del Consejo del Ministerio imperial de vías y comunicaciones, el alemán barón de Danckelman de la sección colonial del Departamento de Asuntos Exteriores de Berlín, mientras que otros como el francés H. de Lamothe, Comisario General de la República en el Gabón y el Congo francés, se uniría a la expedición en Libreville.
El vapor Altbertville. Fuente: www.akpool.co.uk |
Como
hemos visto anteriormente, el Gobierno español fue invitado por el belga a que enviara representantes a la inauguración del ferrocarril del
Congo. Por ello, el Ministerio de Fomento designó a Mariano Carderera
Ponzán, profesor de la Escuela Especial de Ingenieros de Caminos y a uno
de los alumnos de la última promoción, Ramón Sainz de los Terreros.
Estos se unieron a la expedición en la primera escala que realizó el
Altbertville en Lisboa durante los días 14 a 17 de junio. En aquel
entonces, la situación de España era complicada debido a la guerra
hispano -norteamericana por lo que la amenaza de un ataque sobre la
costa española no se podía descartar. Esta situación aparece reflejada
en el relato que nos proporciona Émile Monthaye. Al pasar en el
Altbertville por Finisterre, Monthaye fantasea con que pueda aparecer la
flota estadounidense para amenzar Cádiz o la del Almirante Cervera,
escapando del cerco de Santiago de Cuba. Más adelante al pasar por las
Islas Canarias los pasajeros serían testigos de los preparativos
defensivos ante un eventual ataque de la flota norteamericana.
Retrato de Mariano Carderera, obra de Maximino Peña |
La elección del ingeniero de Caminos Mariano Carderera como representante de España en las celebraciones del Congo se debió, según Fernando Sáenz Ridruejo, a sus conocimientos de idiomas y sus contactos con ingenieros extranjeros, muy valiosos en una época de atonía y aislamiento como la que sufría el país en finales del siglo XIX. De hecho, este no fue el único viaje que realizó al extranjero pues ya en 1897 estuvo con Antonio Sonier en el Congreso de Estocolmo de la Asociación Internacional para el ensayo de materiales de Construcción. Posteriormente viajaría junto con Echegaray y Mendizábal a los Congresos Internacionales de ferrocarriles, tranvías y electricidad celebrados en París en 1900, coincidentes con la Exposición Universal.
Una vez embarcados en Lisboa, el barco tomó rumbo al sur haciendo escala en Madeira y las citadas Islas Canarias. De allí, el barco se dirigió a la costa africana a Dakar, Libreville, San Tomé y Boma. Posteriormente , ascendieron por el río Congo hasta Matadí donde llegarán el día 3 de julio. En Matadí, desembarcaron para coger el tren hasta Leopoldville a donde llegarán el 6 de julio, dos días de trayecto frente al mes que significaban las caravanas para unir ambos puntos anteriormente.
El largo viaje dio tiempo para trabar contactos entre los delegados. Fruto de ello, fue la amistad de Mariano Carderera y Edmond Francken reflejada en el acertijo matemático (de "sport" lo califica Carderera) que le plantea Francken para amenizar la travesía que aparecieron publicados en la Revista de Obras Públicas y Madrid Científico con el título de "Ocios de Viaje" con su correspondiente solución.
"Mi amigo el ingeniero belga Sr. Franken, durante el viaje que hicimos para asistir á la inauguración del ferrocarril del Congo, me propuso el siguiente problema:
¿Cuál es el número máximo de trenes que pueden expedirse en T horas de servicio por una línea de vía única que tiene p X l estaciones de cruzamiento espaciadas por igual, suponiendo que se inviertan t horas en recorrer cada sección?
Como entretenimiento fué propuesto el problema; como tal le presento á los lectores de la Revista, ya que su importancia es principalmente teórica y la solución encontrada sencillísima, según se publicará en el número próximo, no verificándolo desde luego para no quitar el atractivo de investigarla á los aficionados á este género de sport."
¿Cuál es el número máximo de trenes que pueden expedirse en T horas de servicio por una línea de vía única que tiene p X l estaciones de cruzamiento espaciadas por igual, suponiendo que se inviertan t horas en recorrer cada sección?
Como entretenimiento fué propuesto el problema; como tal le presento á los lectores de la Revista, ya que su importancia es principalmente teórica y la solución encontrada sencillísima, según se publicará en el número próximo, no verificándolo desde luego para no quitar el atractivo de investigarla á los aficionados á este género de sport."
La sencilla ceremonia oficial de la inauguración tuvo lugar el día 7 de julio por la tarde en el mirador del comedor de oficiales de la estación de Leopoldville donde se reunieron las autoridades y todos delegados invitados. La velada estuvo amenizada por los discursos del gobernador general Félix Fusch, el coronel Thys, el conde de Ursel y el barón de Danckelman.
Al día siguiente todos los delegados y los periodistas partieron de vuelta hacia Matadí y embarcaron de nuevo en el Altbertville rumbo a Europa pasando por la isla de Santa Elena, lugar de destierro de Napoleón, las Azores, bordearon el cabo Finisterre para desembarcar finalmente en Amberes el 6 de agosto. Suponemos que tanto Mariano Carderera como Ramón Sainz de los Terreros formarían parte de este grupo ya que no tenemos ningún dato más sobre el viaje.
El reflejo del viaje en la documentación escrita
Aparentemente por parte de Mariano Carderera, el acertijo matemático de la Revista de Obras Públicas de septiembre de 1898 fue lo único que quedó reflejado del viaje. Sin embargo, Ramón Sainz de los Terreros sí nos dejó toda una serie artículos publicados en la Revista de Obras Públicas sobre los ferrocarriles en África (nº 1209, 1210, 1212, 1216 y 1218). Con un poco de retraso por causas ajenas a su voluntad, redactó tres artículos sobre la construcción de la vía ferroviaria entre Matadí y Stanley-Pool que aparecieron también en la Revista de Obras Públicas (nº 1264, 1268, y 1270). Aunque Ramón Sainz de los Terreros señalaba que para la realización de los artículos se basó en sus notas, estos podrían tener su origen en un manuscrito fechado en 1898, realizado por ambos y que aparece recogido en el "Catálogo de la Biblioteca. Tercer Suplemento" de 1905 publicado por Narciso Puig de la Bellacasa, que era en ese momento el Profesor bibliotecario.
Carderera, (M.); Sainz de los Terreros (R.)- Camino de hierro de Matadí á Stanley-Pool. (Manuscrito), 1898. 1 volumen folio.
Mapa del Ferrocarril del Congo realizado por Ramón Sainz de los Terreros (1899). Fuente: Revista de Obras Públicas |
Todos los viajes que realizaron los ingenieros de Caminos a las inauguraciones de grandes obras de ingeniería tuvieron su reflejo en los fondos de la Biblioteca de la Escuela y este caso no iba a ser menos aunque sí un poco especial. La totalidad de los documentos de 1896 y 1898 fueron donados por Mariano Carderera si bien en épocas y circunstancias muy diferentes. Así podemos ver en el libro de registro que el mapa del Congo de 1896 de Alphonse-Jules Wauters de 1896 fue donado en 1900 (este se puede contemplar en la Colección Digital Politécnica de la UPM). En cambio el resto de documentos como son los "Rapports" de la compañía de ferrocarriles del Congo y una nueva edición del mapa del Congo de Wauters llegarían a la Biblioteca en 1918 como donación de Mariano Carderera (o más bien de sus herederos), cuando este ya había fallecido.
Carte du Bas Congo de Alphonse-Jules Wauters (1896) |
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