viernes, 7 de marzo de 2014

Las mujeres en la obra de Eduardo Saavedra: la época contemporánea (I)


El ingeniero de Caminos Eduardo Saavedra y Moragas (1829-1912) fue un autor polifacético que se interesó profundamente por numerosos temas como fueron , obviamente la ingeniería civil, las matemáticas, la arqueología, la geografía, la expansión africanista, la filología árabe y latina, etc... Fruto de todo ello es una ingente colección de escritos que reflejan todos estos intereses y que quedan bien recogidos en la bibliografía final de la biografía realizada por José Mañas.


Eduardo Saavedra. Fuente Wikimedia


En cuanto al tema de la mujer que aquí nos ocupa, la obra de Saavedra reflejó la situación social y jurídica de la mujer y la visión que se tenía de ella en su tiempo. La España de la revolución de 1868 y la posterior restauración borbónica muestra una tímida mejora de la consideración de la mujer y el acceso a la cultura, aunque ésta se orientaba a prepararla para las competencias domésticas y el matrimonio, sin permitirla el acceso a los estudios superiores. Como señala Pilar Folguera "la idea dominante no es la de la inferioridad biológica de las mujeres respecto a los hombres, pero sí se considera que a cada sexo le corresponden diferentes cualidades , funciones y objetivos". Eduardo Saavedra, a pesar de que era profundamente católico, estaba en contacto en el Ateneo de Madrid con los seguidores de la escuela krausista (el también ingeniero Gabriel Rodríguez, Emilio Castelar, Francisco Giner de los Ríos, Segismundo Moret, entre otros) que tenían una visión laica y progresista y apoyaban la mejora de la educación de la mujer, "siempre que no se transgrediera el orden establecido". 


Para reflejar este aspecto de la obra de Eduardo Saavedra hemos seleccionado cinco escritos en los que trata de una manera muy diversa a la mujer a través del tiempo y que a la vez nos permiten apreciar la variedad de su obra mediante obras costumbristas, la contestación a un discurso académico matemático, artículos periodísticos y un discurso en un ambiente clerical. 



La mujer leonesa 

 La primera obra que traemos en un relato costumbrista "La mujer leonesa" formaba parte de una obra colectiva titulada "Las mujeres Españolas, Portuguesas y Americanas. Tales como son en el hogar doméstico, en los campos, en las ciudades, en los templos, en los espectáculos, en el taller y en los salones...". Este capítulo dedicado a la mujer leonesa está dividido en dos partes. En la primera se relata la boda de Dª Urraca de León con el Rey García Ramírez de de Pamplona en 1144. La segunda parte se traslada en el tiempo hasta la inauguración en 1863 del camino de hierro de Palencia a Léon. Ambos relatos están ubicados en la ciudad de León y en ellos establece un paralelismo entre las costumbres y la distinción del carácter de las mujeres fruto de haber sido León, capital del reino. Como parte de una obra costumbrista nos describe las costumbres y vestimentas de las mujeres de las comarcas maragatas, montañesas de Babia, riberanas, paramesas y bercianas.


La mujer ferralesa. Fuente: Fundación Joaquín Díaz

Al describirnos los festejos de la inauguración de la línea de ferrocarril y de la estación de León es donde Eduardo Saavedra refleja las limitaciones de la mujer en su época. Cuando visitan el Convento de San Marcos no pueden pasar al Claustro convertido en ese momento en Museo de Antigüedades ya que está vetado a las mujeres al atravesar zonas de clausura de los Padres jesuitas. Otro aspecto es el banquete de la inauguración, sólo para hombres, que se celebra en las cocheras de la Estación, mientras que sí pueden acudir al baile posterior, donde lucirán sus galas. El ámbito doméstico, cortesano y de devoción religiosa es el admitido para las mujeres de la época. Si bien la educación o el ambiente familiar permitirán el acceso a actividades intelectuales como la "escritora modesta de familia de literatos y periodistas" que describe los trajes y costumbres populares de las aldeanas venidas a las ciudad atraídas por los festejos de la inauguración.

Aunque Eduardo Saavedra trata con cierta condescendencia a las mujeres "Si continuaramos más tiempo esta conversacion con nuestros antepasados, expondriamos á soñar con duendes y fantasmas á algunas lectoras timidas; y como tenemos sincero deseo de excusarlas de toda molestia y disgusto..." no recoge comentarios despectivos como los que sí aparecen en el resto de los autores (como los del marqués de Molins en "La mujer manchega":" Valga la verdad: las escuelas no son politecnicas (gracias a Dios), y las mancheguitas no salen del poder su señora madre para volver á casa con una enciclopedia en la cabeza y una anarquia en el corazon") que conforman esta obra que tenía un carácter claramente conservador, que como señala Mª Ángeles Ayala, sí sucedía en el resto de colecciones costumbristas de la época. En el prólogo de la obra Cánovas del Castillo señala que, por un lado, la mujer es valorada principalmente por su belleza y su esfera natural se circunscribe al hogar y es, precisamente, en el ámbito doméstico, donde la influencia femenina se pone de relieve al actuar de consejera y como modelo de conducta, ayudando en sus problemas al hombre. A esta postura se opondrá el grupo articulado en torno a los krausistas que se manifiesta claramente favorable al estudio y a la capacitación intelectual de esta.


Esta colaboración dedicada a la mujer de León formaba parte de una obra colectiva titulada "Las mujeres Españolas, Portuguesas y Americanas. Tales como son en el hogar doméstico, en los campos, en las ciudades, en los templos, en los espectáculos, en el taller y en los salones. Descripción y pintura del carácter, costumbres, usos, religiosidad, belleza, defectos, preocupaciones y excelencias de la mujer de cada una de las provincias de España, Portugal y América, e ilustrada por los más notables artistas españoles y portugueses", editada en tres volúmenes por la Imprenta y Librería de Miguel Guijarro en Madrid-La Habana-Buenos Aires, 1873-1876. Es una obra de indudable valor artístico, lujosamente editada que constituye desde el punto de vista editorial la muestra más cuidada y que mayor calidad artística ofrece de todas las colecciones costumbristas decimonónicas, pues como señalaba el propio Miguel Guijarro en la Nota del editor, pretendía llevar a cabo una obra que pudiese competir con los excelentes libros procedentes del extranjero y poner de manifiesto que España estaba a lo concerniente a las artes tipográficas a la altura de los niveles alcanzados en Francia e Inglaterra. De la importancia que se otorgó a estas ilustraciones en la configuración del libro lo corrobora el hecho de que las mismas aparecen firmadas por el pintor, litógrafo, taller tipográfico donde se realizó la impresión, hecho que llama la atención si tenemos en cuenta que en el resto de las colecciones no se identificaba a estos artistas. 




Contestación al discurso de Manuel Becerra.

Eduardo Saavedra nos muestra en la contestación al discurso de Manuel Becerra la situación de la mujer de finales del siglo XIX respecto a la ciencia. Si bien ya en su época se va admitiendo que pueden acceder a ciertas carreras artísticas y literarias todavía hay "ciertas ciencias y profesiones se supone que el áspero trabajo de las investigaciones abstractas dice mal con la delicadeza de vuestra complexión intelectual y de vuestro organismo físico". Al igual que Manuel Becerra apoya la educación intelectual de las mujeres, que considera que en Europa está atrasada respecto a lo que sucede en Estados Unidos como señala en el caso de María Mitchell. Hasta el momento, el modo de acceso a la educación científica de algunas mujeres se produjo a través de la propia familia " las jóvenes no entran en el templo de la ciencia si no encuentran una puerta dentro de su misma casa" aunque eso tampoco las libraba de problemas, como le sucedió a Clelia Borromeo, considerada una mujer excéntrica para su época o Hipatia de Alejandría, asesinada por una turba de cristianos fanáticos. Además los ejemplos excepcionales que propone, en la mayoría de los casos pertenecen a mujeres de alta cuna o aristócratas que por su posición podían permitirse el acceso a la ciencia que y que les permitía moverse en un mundo sólo de hombres.


Maria Mitchell. Fuente: Wikimedia

Las ciencias en las que destacan las mujeres son las matemáticas aplicadas y puras y la astronomía. De esta última resalta el porqué de su elección "Natural parece que domine entre las mujeres el gusto por la astronomía, porque si se oyen llamar á todas horas estrellas y luceros, y les dicen que son soles sus ojos, aurora su sonrisa y trozo de cielo su nacarado rostro, han de sentir involuntario impulso para buscar algún reflejo de su imagen en esa brillante esfera...", como reflejo de la actitud todavía condescendiente que tenía la sociedad de la época hacia las mujeres. 

Este texto apareció en el Discurso del Excmo. Sr. D. Eduardo Saavedra [en contestación al] Discurso leído ante la Real Academia de Ciencias en la recepción pública del Excmo. Sr. D. Manuel Becerra, el día 16 de mayo de 1886. Madrid: Imprenta de la Viuda é Hijo de D. E. Aguado. La biografía de Manuel Becerra y Bermúdez (1820-1986) tiene muchos puntos en común con la de Eduardo Saavedra. Becerra fue un ingeniero de Caminos de carácter liberal progresista y krausista, estuvo implicado en la revolución de 1868 y ocupó altos cargos en los ministerios de Fomento y Ultramar. También fue un hombre polifacético como matemático, colaborador en diversos periódicos como "La América", "Derecho Moderno", escritor de obras de carácter histórico como "El imperio ibérico" o impulsor de la pedagogía y la introducción de la gimnasia en España.

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