martes, 11 de marzo de 2014

Las mujeres en la obra de Eduardo Saavedra: Al-Andalus (II)

Para ilustrar la situación de la mujer en la España musulmana vamos a adentrarnos dentro de las publicaciones arabistas de Eduardo Saavedra. En estas tres obras el protagonismo cae en mujeres que vivieron en Al-Andalus.  Los dos primeros serían escritos "menores" aparecidos en periódicos de la época como "La ilustración artística" y "El día", mientras que el tercero fue una conferencia impartida en el Círculo-Patronato de San Luis Gonzaga de Madrid. Este último es la conocida obra " La Mujer mozárabe" en la que Eduardo Saavedra trata el tema desde el punto de vista de  las mujeres cristianas bajo dominio musulmán en Al-Andalus. 


La situación de las mujeres en Al-Andalus fue de total subordinación dentro de una sociedad patriarcal que las confinaba al ámbito doméstico sin posibilidad de autonomía personal, por lo que estuvieron apartadas de la vida social y el poder político. Sólo en el caso de mujeres pertenecientes a las clases privilegiadas y como señala Cristina Segura Graiño, fruto de una situación excepcional pudieron influir como madres, hermanas, esposas de emires, califas o reyes de taifas. Pero al intervenir en los asuntos políticos fueron acusadas de intrigantes, y tuvieron mala consideración pues no cumplieron con las funciones encomendadas. Su poder no fue institucional sino fortuito y derivado de circunstancias especiales, como fue el caso de Subh, la madre de al-Hakam II o Aixa, la madre de Boabdil.

Otro grupo particular fueron las esclavas de los poderosos que pudieron realizar actividades profesionales fuera de un ámbito estrictamente del harén doméstico. Sus habilidades artísticas las convertían en objeto de placer de sus dueños y que podían cambiar de amo en el transcurso de una velada. Su categoría jurídica las hacía inferiores a las mujeres libres pero sus habilidades les dan la posibilidad de acceder a los ámbitos masculinos como en el caso de Romaiquía, esclava de Motamid, rey de la Taifa de Sevilla, que por su belleza e inteligencia llegó a ser la preferida entre todas.



La Romaiquía, reina de Sevilla

Esta historia trata de la poetisa de origen esclavo, quizá una niña cristiana atrapada en una aceifa  y luego reina de Sevilla, llamada Itimad y más conocida como Romaiquía (nombre castellanizado de al-Rumaikiyya). Su vida de sitúa en la época del reino Taifa de Sevilla (1023-1091) tras la caída del califato de Córdoba y la invasión almorávide. Fue esposa del rey y poeta Motamid (castellanización de Al-Mu'tamid) último soberano de la Taifa de Sevilla. No se conocen datos exactos sobre su nacimiento y muerte pero según Eduardo Saavedra sería entre 1045/1047-1091/1095.

Fuente: galeon.com/juliodominguez
El relato nos muestra como Itimad, esclava de un tal Jachach, enamoró al futuro rey Motadid gracias a su talento y belleza. Romaiquía no se limitó a tener un papel oscuro dentro del harén sino que su presencia fue visible e influyó en decisiones de gobierno. Se le atribuye el impulso de la construcción de la torre de la Mezquita de Sevilla, sino de la propia Mezquita y quizá otros edificios.­­ La narración abunda en los caprichos de la reina como el deseo de ver nieve que hizo que el rey mandase plantar miles de almendros para asemejar un manto de nieve o su deseo de pisar el barro como en un alfar en recuerdo de su vida anterior como esclava.
Tras la caída del reino taifa de Sevilla, tanto Motamid como Itimad y sus hijos murieron deportados en la fortaleza de Agmat en el Norte de África. Su hija Zaida se casó con Alfonso VI de Castilla, con el nombre de Isabel, de quien sería su cuarta esposa.

La vida de Motamid y Romaiquía ha inspirado relatos posteriores entre los que destacamos el cuento XXX ( De lo que aconteció al rey Abenabed de Sevilla con su mujer, Ramaiquía ) que aparece en el  "Libro de los ejemplos del Conde Lucanor  y de Patronio" obra de Don Juan Manuel, escrito entre 1330 y 1335. Y más contemporáneo es la obra de Blas Infante "Motamid, último rey de Sevilla : exposición dramática del reinado del príncipe Abul-Kasim-Mohamed Ibn Abbad-el Billah"  de 1920.

Eduardo Saavedra publicó la historia de la Romaiquía el día 27 de junio de 1887 en "La ilustración artística" (1882-1916/1917?), que era un semanario dedicado a la literatura, artes y ciencias. Los editores Montaner y Simón, sacaron esta revista de gran formato que gracias a su gran difusión compitió con "La Ilustración española y americana" (1870-1921). Era una publicación lujosa con numerosos grabados (xilografías, fotograbados con el sistema Meisenbach).  En ella participaron los más importantes artistas nacionales como Emilio Castelar o Emilia Pardo Bazán, que contaron incluso con una sección propia, Leopoldo Alas (Clarín), José Echegaray, José Ortega Munilla, Giner de los Ríos, Benito Pérez Galdós, Marcelino Menéndez Pelayo o Ramón María del Valle Inclán, entre otros. También contó con autores extranjeros a través de traducciones y estableció un acuerdo de colaboración con "Le Monde Illustré".


Aurora, reina de Córdoba

El relato que aquí nos ocupa trata sobre Aurora/Subh (940?-999) una esclava de origen vascón (navarra) que llegó a ser concubina y favorita de al-Hakam II (915-976), y en las fuentes fue conocida como la Señora o la Gran Señora. Su peculiaridad fue la fuerte influencia que ejerció desde el harén en el poder del califato de Córdoba, en una época en que las mujeres no tenían ningún peso político o social, lo que hizo que fuese muy mal vista por las fuentes posteriores. Su intención era asegurar y conservar el poder para su hijo, Hisham II (965-1013), el segundo génito de al-Hakam II. En el califato de Córdoba no había costumbre de legar el poder a los hijos, por lo que para desplazar a al-Mughira (asesinado), hermano de al-Hakam II, se apoyó en Almanzor y el visir Yafar al-Mushafi.

Almanzor se aprovechó de sus contactos con el harén real, y de ahí de su relación con Subh, con la que según las fuentes tuvo una relación amorosa, para acceder al poder máximo en el califato. La alianza fue mutua hasta que Subh para apartar a Almanzor, que había dejado sin poder efectivo al califa Hisham II, intentó apoderarse del tesoro del Califa y  procuró atraerse a Ziri ibn Attiya (997).  El fracaso de la rebelión (Wahsa) no hizo sino aislar aún más a Subh dentro de las estancias reales, quien falleció poco después en 998/999 por causas naturales, o políticas ya que la mujer debía ser relativamente joven. Como señala Laura Bariani las fuentes y los poetas narran el duelo y los dispendios de Almanzor por la muerte de la Gran Señora mientras que las menciones a Hisham II brillan por su ausencia.

El conocido como "Bote de Zamora" fue un regalo a Subh por el nacimiento de su primogénito, Hisham II
Fuente: Wikipedia
  
Este pequeño artículo apareció el día 14 de febrero de 1893 en el periódico ­"El día" (1881-1908). Este diario fue fundado por Camilo Hurtado de Amézaga (1827-1888), tercer marqués de Riscal, que le dio un carácter independiente dentro de una tendencia monárquica liberal. El día era un periódico informativo, político y comercial que los lunes publicaba un suplemento literario, en el que colaborarán escritores sobresalientes de la época, como Leopoldo Alas "Clarín", Antonio Alcalá Galiano o Emilio Castelar


La mujer mozárabe

Eduardo Saavedra nos presenta en esta conferencia del 21 de marzo de 1904 a la población mozárabe (los cristianos bajo dominio musulmán en Al-Andalus) en un texto un texto muy influido por su catolicismo (aunque no ultramontano) y los puntos de vista de Francisco Javier Simonet y su "Historia de los mozárabes de España" publicada entre 1897 y 1903. 

El aspecto fundamental de la disertación es el mantenimiento de la fe cristiana bajo el dominio musulmán por los mozárabes (al-Mustaribun). Según Eduardo Saavedra, en un principio la convivencia entre ambas religiones  se vio suavizada por la posibilidad de los casamientos mixtos, pues las mujeres cristianas se podían casar con musulmanes sin tener que renunciar a su fe. Muchos de estos casamientos mixtos, sobre todo a nivel de las clases poderosas, señala Eduardo Manzano, se explican por la necesidad mutua de afianzar el territorio conquistado por la parte musulmana y por la parte de algunos nobles visigodos de conservar sus dominios casi independientes, arrancados a los reyes visigodos,  y que acabarían por integrarse completamente en la aristocracia musulmana (casos de Sara, la Goda, o la hija de Teodomiro). 

Al igual que en los anteriores encontramos el caso de una cautiva cristiana, Egilona (659-718) esposa del D. Rodrigo, el último rey visigodo, que se ve obligada a casarse con Abdelaziz (Abd al-Aziz ibn Musa ibn Nusair), el primer emir de Al-Andalus. Egilona tiene un papel activo en política y es acusada de querer reinstaurar la monarquía visigoda (episodio de la corona de oro que le regala Egilona a Abdelaziz) o de hacer apostatar a Abdelaziz de la fe musulmana (crónica de al-Razi). Esta desmedida ambición causará finalmente la desgracia de Abdelaziz que es ordenado asesinar por el Califa de Damasco, Suleimán I, en 716.

Otro de los temas que trata Saavedra es la época de los mártires del siglo IX, en la que nos presenta numerosos ejemplos de mujeres que se sacrifican por su fe (con un tono excesivamente hagiográfico y tedioso a decir de su biógrafo José Mañas Martínez, quizá disculpable por el lugar en que se pronuncia el discurso y la concurrencia ). Entre 824 y 859 hubo una serie de mártires (Artemia en 856, sus hijos en Adulfo, Juan y Aurea en 824;  Eulogio de Córdoba en 859, entre otros) que a decir de Saavedra fueron provocados por la intolerancia musulmana, sobre todo del pueblo llano. Los matrimonios mixtos dieron pie a que las mujeres (aunque también los hubo de cristianos con musulmanas) pudiesen educar a sus hijos en la religión cristiana pero no fueron conscientes de que sus descendientes eran considerados musulmanes y con el tiempo fueran acusados de apóstatas. Como apunta Eduardo Manzano, la ley coránica implicaba que tanto las personas como los bienes de las mujeres indígenas se integraban en las estructuras patrilineales árabes, lo que provocaba que las instituciones eclesiásticas, que a su vez habían pactado con los conquistadores, perdiesen la base de su poder.

Arqueta de Leyre que contenía los restos de las Santas Nunilo y Alodia decapitadas en 851
Fuente: Enseñ-Arte

La conferencia tuvo lugar en el denominado Círculo-Patronato de San Luis Gonzaga de Madrid. Un centro de difusión propagandística de las ideas católicas adscrito a los jesuitas, en el que se presentaban conferencias de marcado carácter conservador y clerical. Este discurso, presidido por el arzobispo de Valencia y los obispos de León y Guadix, tuvo gran éxito de público y crítica como se puede leer en los periódicos de aquel momento (El Globo y La Época). Por último señalar que la fecha que viene consignada en la publicación es errónea ya que los periódicos citados son del día 22 de marzo de 1904.

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