jueves, 25 de abril de 2019

Exposición "Faros y otras señales marítimas"

La Biblioteca de la Escuela de Caminos presenta una nueva exposición titulada “Faros y otras señales marítimas” que tendrá lugar entre el 23 de abril y el 28 de junio y que podrá verse en la 1ª Planta en la Antesala de Dirección. La muestra forma parte de la celebración del Día del Libro.


El origen de los faros se remonta a los primeros tiempos de la navegación, cuando la falta de accidentes geográficos reseñables que permitieran guiar el rumbo a las naves hasta el término de su viaje llevó a la construcción de otro tipo de señales artificiales en lugares emblemáticos de la costa.
Uno de los faros más antiguos de los que se tiene noticia en la Península y que aún se conserva es la Torre de Hércules, en A Coruña, el faro más antiguo del mundo en funcionamiento, erigido por los romanos en el siglo I, y renovado en épocas posteriores. Esta muestra recoge el proyecto de su reconstrucción, encomendado a Eustaquio Giannini a finales del siglo XVIII, resultado del cual es la actual torre de 58 metros, de estilo neoclásico.


Evolución de la Torre de Hércules


Desde mediados del siglo XIX España se suma a la corriente, ya desarrollada en las naciones más adelantadas, de dotar de un sistema general de alumbrado y balizamiento a las costas y puertos que incorpore los últimos adelantos en la materia. Para tal propósito se creó en 1842 la Comisión de Faros, que realizó un diagnóstico sobre el estado de las costas españolas, como resultado del cual se elaboraron el Plan general para el alumbrado marítimo y el Plan general para el balizamiento de las costas y puertos de España e islas adyacentes, de 1847 y 1858 respectivamente.

Uno de los más eminentes miembros de la Comisión de Faros fue el ingeniero y arquitecto Lucio del Valle, a quien se encomendó el proyecto de “las luces de las bocas del Ebro”, cuyo manuscrito original presentamos en esta muestra. Los tres faros de Buda, el Fangar y la Baña, fueron construidos en hierro sobre pilotes de rosca que se hincaban helicoidalmente en la arena bajo el agua, lo que supuso una solución sumamente innovadora y original para la época. Los faros del Ebro formaban parte de los ciento veintiséis proyectados por la Comisión, y sus características se ajustaban a las directrices establecidas en el Plan general para el alumbrado marítimo en cuanto a las gradaciones y las distintas apariencias de las luces. Así, el faro de la isla de Buda, de 53 metros de altura, era un faro de segundo orden con eclipses de minuto en minuto; el de la punta de la Baña era de tercer orden y luz fija; y el de la punta del Fangar de sexto orden y también de luz fija. Los tres faros del Ebro utilizaron para su iluminación aparatos catadióptricos, un revolucionario sistema de lentes ideado por el ingeniero francés A. Fresnel —utilizado por primera vez en 1823 en el faro de Cordouan— que resolvía los inconvenientes de los aparatos catóptricos que se venían utilizando hasta ese momento. Aquí recogemos su obra Phares lenticulaires: système de Augn. Fresnel.

Además de los faros, otras señales marítimas servían para guiar a las naves, como boyas y balizas. Cabe destacar en esta muestra la obra Boyas refugio del capitán Peacock, cuyo sistema se describe en un manuscrito anónimo que es una traducción obtenida probablemente del Nautical Magazine and Naval Chronicle for 1852. Este tipo de boyas tenía la doble función de guiar a las embarcaciones y servir de refugio a los náufragos, ya que tenía capacidad para albergar hasta 12 personas.



Ilustración del manuscrito del Capitán Peacock


No queremos dejar de destacar también otro tipo de señales, tales como las de banderas o las de brazos que se utilizaban para transmitir mensajes, ya sea entre embarcaciones o entre una embarcación y tierra. Así se recoge en las obras aquí expuestas El Náutico y Rudimentos de cultura marítima respectivamente.
 

Sistema uniforme de boyas y valizas adaptada por varias naciones marítimas (1904)

Los faros y señales marítimas también fueron materia en los planes de estudio de la Escuela de Caminos. De ello son testimonio las Lecciones de faros recogidas por los alumnos de la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos entre los años 1883-1885, del catedrático de Puertos y Señales Marítimas y director de la Escuela don Pedro Pérez de la Sala; así como los Apuntes de señales marítimas tomados de las explicaciones del profesor don Luis Gaztelu, ca. 1916, que también fue director de la Escuela. El contenido de estos apuntes versa sobre los datos históricos acerca de los faros, considerando su importancia, clasificación y distribución; la división de los faros según su orden; la descripción de las partes de un faro; su alcance óptico y geométrico; la apariencia de las luces por colores, grupos de luces, eclipses y destellos; luces empleadas en el alumbrado de los faros y propiedades de los aceites utilizados; otras señales secundarias como la radiotelegrafía, balizas, boyas, luces de enfilación o señales acústicas. En ambos autores encontramos reseñas sobre algunos de los faros más importantes. Es el caso del Faro de Buda, que Pérez de la Sala destaca como ejemplo de faro de hierro laminado; o la Torre de Cordouan, que sirve a Gaztelu para analizar los tipos de lentes.

Atlas de Señales marítimas de Pedro Pérez de la Sala


martes, 23 de abril de 2019

La 'Biblia de la Casa de Alba'

Con motivo del Día del Libro vamos a hablar de una lujosa obra que forma parte de nuestros fondos desde 1928, año en el que la Escuela la adquirió para celebrar el entonces conocido como Día del Libro Español. Nos referimos a la Biblia de la Casa de Alba.


LA OBRA ORIGINAL


La Biblia de la Casa de Alba es una Biblia romanceada (es decir, en castellano) encargada por la Corona o por miembros de la nobleza, pues en la época en la que se preparó pocos dominaban el latín. Uno de sus promotores fue Luis de Guzmán ( 1375?-1443), Gran maestre de la Orden de Calatrava, que estaba muy interesado en las Sagradas Escrituras y deseaba además conocer los puntos de vista que judíos y cristianos tenían sobre ellas. El Maestre confío su traducción a Mošé Arragel de Guadalajara, rabino de Maqueda, quien comenzaría en 1422 un trabajo que terminaría en 1430. Fue entonces cuando puso el texto a disposición del franciscano Arias de Encina, del arcediano de la Catedral de Toledo Vasco de Guzmán y del dominico Juan de Zamora. Sus revisores eclesiásticos y los que se encargaron de enviarlo a copiar e iluminar. Finalmente, el códice quedaría concluido en 1433.



Luis de Guzmán, Gran Maestre de la Orden de Calatrava.


La traducción de la Biblia de la Casa de Alba siguió la versión de la Vulgata, añadiendo a esta una traducción del hebreo del Antiguo Testamento dispuesta según su canon. Sus comentarios demuestran un buen conocimiento de la exégesis y una clara familiaridad con la literatura latina clásica y cristiana. Por otro lado, este texto está precedido por un extenso prólogo del traductor en el que aparecen transcritas las cartas cruzadas durante su negociación con Don Luis y también, una justificación ante las comunidades cristiana y judía del tipo de traducción ecuménica que pensaba realizar.

El programa iconográfico de la Biblia de la Casa de Alba comprende 334 imágenes atribuidas por los especialistas a cuatro de los iluminadores al servicio de la catedral de Toledo en la primera mitad del siglo XV. Son muy interesantes por la presencia de motivos tomados de la tradición rabínica, lo que ha llevado a hablar a veces de sincretismo cultural iconográfico.



El rabino Mošé Arragel.


La historia de la Biblia de la Casa de Alba hasta que llegó a manos de esta familia fue azarosa. Se supone que se entregó a Luis de Guzmán en 1443, pero no se cita ni en el testamento de este (que se abrió en 1482) ni en los de su viuda y herederos. Curiosamente, se sabe que en 1474 se hallaba depositada en el Alcázar de Segovia formando parte del tesoro de Enrique IV. En 1480 era propiedad de Isabel la Católica, pero en 1501 ya no se menciona en el inventario de sus bienes. Posteriormente el documento pasó a manos de la Inquisición, que lo tuvo en su poder hasta que en 1624 el Inquisidor General D. Andrés Pacheco lo cedió al Conde Duque de Olivares. Finalmente, cuando en 1688 la Casa de Olivares se unió a la de Alba y Tormes al casarse Francisco de Toledo y Silva, X Duque de Alba, con Catalina de Haro y Guzmán, V Duquesa de Olivares, el manuscrito se convirtió en propiedad de la familia del esposo.


NUESTRA BIBLIA


La Biblia de la Casa de Alba depositada en nuestra biblioteca fue publicada por iniciativa de Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó (1878 - 1953), XVII duque de Alba, X duque de Berwick y Grande de España, coincidiendo con el V centenario del encargo de la traducción de Mošé Arragel. La obra consta de dos volúmenes (el primero apareció en 1920, el segundo en 1922) en folio marquilla, con una magnífica encuadernación en piel de estilo mudéjar (hispano-morisca) que copia fielmente la del misal toledano del siglo XV depositado en la Biblioteca Nacional (Sign. VITR/4/4).  
 


Encuadernación mudéjar de lacerías de la Biblia de la Casa de Alba.


La edición de la Biblia de los Alba es de tipo paleográfico, pues incluso muestra los errores cometidos por el copista. En ella las glosas están impresas al final del texto de cada libro bíblico y aparecen varias ilustraciones en color, aunque la mayoría son en blanco y negro.



El arca de Noé.


El Duque de Alba fue auxiliado en la labor de edición de su Biblia por Antonio Paz y Meliá (1842 – 1927). Erudito que además de organizar y catalogar la documentación que los Medinaceli y los Alba habían reunido a lo largo de los siglos, fue vicedirector de la Biblioteca Nacional en época de Menéndez Pelayo. Y también, un historiador conocido por sus ediciones de textos acompañados por estudios introductorios y numerosas anotaciones. La Biblioteca de la ETSI Caminos cuenta entre sus fondos con algunos de sus trabajos. Concretamente, con Avisos de D. Jerónimo de Barrionuevo (1654-1658) y Apéndice anónimo (1660-1664) (1892-1893) y con Catálogo abreviado de papeles de Inquisición (1914).

Desde el punto de vista técnico, la realización de la Biblia de la Casa de Alba fue posible gracias a Pedro Miguel de Artíñano y Galdácano (1879-1934), ingeniero industrial y experto en la historia, crítica y catalogación de las obras españolas de artes decorativas, a Mateu Artes e Industrias Gráficas y a la Imprenta Artística de los hermanos Sáez. La impresión de la obra fue laboriosa, llevaría cinco años (1917-1922)  y su tirada se limitaría a 300 ejemplares.



Historia de Caín y Abel.


Jacobo Fitz-James Stuart subvencionó diversas publicaciones y facilitó los contactos entre investigadores españoles y de otros países a través del mecenazgo. Además, continuó la labor iniciada por su madre, Rosario Falcó, promoviendo la catalogación y estudio de los documentos y obras de arte de la Casa de Alba. En nuestra Biblioteca se pueden consultar sus numerosos artículos publicados en el Boletín de la Real Academia de la Historia, institución de la que fue director.



Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, duque de Alba (Arte Morenoc. 1930).


PARA SABER MÁS


Biblia de AlbaWikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 08/09/2022.

Biblia romanceada, Maqueda, 1430/1431Exposición Virtual 'Biblias de Sefarad'. BNE (Biblioteca Nacional de España). Fecha de consulta: 08/09/2022.

Girón Negrón, L.M., Enrique-Arias, A. (2012), La 'Biblia' de Arragel y la edición de traducciones bíblicas del siglo XVHelmántica, 190, pp. 291-310. Fecha de consulta: 08/09/2022.

La 'Políglota' entre la tradición sefardita y el humanismo cristiano: 'Biblia de Alba'Exposición Virtual 'V Centenario de la Biblia Políglota Complutense'. Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla (UCM, Universidad Complutense de Madrid). Fecha de consulta: 08/09/2022.

Sainz de la Maza, C. ( 2007), Poder político y poder doctrinal en la creación de la 'Biblia de Alba'e-Spania, 3. Fecha de consulta: 08/09/2022.

Toledo (Archidiócesis) (s. XV). Misal de Toledo [Manuscrito]. Fecha de consulta: 08/09/2022.

miércoles, 6 de febrero de 2019

Exposición "Belleza y utilidad pública. La hidráulica en los siglos XVII y XVIII"

La Biblioteca de la Escuela de Caminos presenta una nueva exposición titulada “Belleza y utilidad pública. La hidráulica en los siglos XVII y XVIII”que tendrá lugar entre el 24 de enero y el 9 de abril 2019 y que podrá verse en la 1ª Planta en la Antesala de Dirección. La muestra está comisariada por César Lanza Suárez.



La exposición se centra en los ingenieros hidráulicos de la Europa de los siglos XVII y XVIII. Es una época de cambios paradigmáticos en los dominios de la política, la economía, y especialmente, de la ciencia y la técnica. Y fue precisamente a lo largo de aquellos dos siglos cuando se sentaron las bases del moderno conocimiento científico del agua y de su dominio por parte de la ingeniería.
El siglo XVII se significó por la por la Revolución Científica que tuvo por heraldos a Galileo y Newton, y que en el caso de la ciencia hidráulica el umbral de la modernidad se cruzó en el siglo XVIII a hombros de personajes de la talla de los Bernoulli, D’Alembert o Euler, por señalar a tres inmensos sabios fundadores de la disciplina. Pero quizá de poco hubieran servido esos conocimientos teóricos si no los hubiesen recogido, en su modo de pensar y hacer, otros personajes orientados a la acción transformadora del mundo y no solo a la reflexión sobre sus leyes. En este caso, ingenieros hidráulicos que con talento e imaginación resolvieron problemas prácticos y crearon nuevas realidades a partir de sus obras, máquinas e inventos. Recordaremos entre ellos a los Bélidor, Muller o Betancourt, que en el dominio del agua comparten merecida gloria con sus pares del mundo de la ciencia.