Esta exposición pretende mostrar la colección histórica de guías turísticas que fueron llegando a la Biblioteca entre finales del siglo XIX y la época anterior a la Guerra Civil. La colección se formó en su mayor parte por donaciones de guías que recopilaron profesores como Tomás García-Diego de la Huerga o Pablo Fernández Quintana así como de instituciones oficiales como la Oficina de Turismo francesa o la Comisaría Regia y el Patronato Nacional de Turismo de España. La Biblioteca reunió todas estas obras en la sección 11D dedicada a Geografía que recogía Tratados generales. Viajes. Derroteros. Cartas y planos. Guías (siguiendo la ordenación de los fondos por materias realizada por Pedro Pérez de la Sala en 1875). La exposición se divide en 4 apartados basados en las guías que posee la Biblioteca dentro de su colección: Las guías Baedeker, las guías Joanne/ Bleus, guías francesas y guías españolas.
Hasta mediados del siglo XIX la experiencia de viajar por ocio estaba reservada a las élites aristocráticas o a los artistas y soñadores por el coste y la peligrosidad que implicaba visitar otros países. Son los viajeros del Grand Tour a Grecia y Oriente en el siglo XVIII o los viajeros románticos que descubren España a principios del siglo XIX. Al volver a su lugar de origen, reflejaban en los libros su experiencia vital en unas obras de gran calidad literaria y emocional.
Sin embargo la sociedad europea de mediados del siglo XIX va a cambiar con la mejora de las condiciones políticas y sociales. Dicha mejora se basará en los años de paz que surgen tras las guerras napoleónicas, la mejora y facilidad de los transportes con la extensión de las redes de ferrocarriles y el aumento del comercio y la industria a causa de la Revolución Industrial. Esta nueva situación demandaba nuevos tipos de obras de viajes que mostrasen destinos concretos, itinerarios medidos, realizables, donde los datos prevalezcan sobre el estilo literario. Los nuevos viajeros necesitarán una obra de pequeño formato y manejable que le proporcionase una información precisa, objetiva y actualizada.
Para satisfacer esta nueva demanda surgieron editoriales en los distintos países europeos entre los que destacamos a los pioneros: John Murray III (1808-1892), Karl Baedeker (1801-1859), y Adolphe (1813-1881) y Paul Joanne (1847-1922) que formarán parte de potentes grupos editoriales que se extenderán hasta nuestros días. La edición de guías turísticas en España se retrasará hasta finales del siglo XIX con la publicación en 1892 de la Guía de España y Portugal, escrita por Eduardo Toda que formaba parte de la serie de las Guías López y que contará con varias reediciones a principios del siglo XX.
La extensión del fenómeno turístico atrajo la atención de las autoridades, quienes a partir de la I Guerra Mundial fomentarán la publicación de guías y folletos oficiales en las que se publicitarán destinos y se exaltará la identidad nacional. Francia crea un modelo de coordinación de las iniciativas turísticas privadas y locales a través de la labor de l’Office National du Tourisme que será adaptado en España a través de la Comisión Nacional de Turismo, la Comisaría Regia o el Patronato Nacional de Turismo. Para ello realizaron una estudiada política propagandística mediante la publicación tanto de guías y folletos propios así como del patrocinio de la edición de nuevas guías del sector editorial privado. Este fue el caso de La Guía de Asturias (1931) de Antonio J. Onieva que formaba parte de la serie de guías de España de la editorial Calpe y que tuvo el patrocinio del Patronato Nacional de Turismo. En Francia dicha coincidencia de intereses fue palpable durante la promoción del Centenario de Argelia donde se promovieron guías realizadas por editoriales comerciales como las escritas por Georges Rozet en 1930 para la editorial Horizons de France.
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